La crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos, que se desató el pasado domingo debido a la negativa del presidente Gustavo Petro de recibir vuelos con colombianos deportados, comienza a mostrar señales de distensión.
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Aunque se logró evitar la imposición de sanciones económicas contra el país, la suspensión en el procesamiento de visas en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá aún persiste.
Según informó la Cancillería colombiana, liderada por el ministro Luis Gilberto Murillo en sus últimas horas de gestión, se espera una pronta “normalización” de los servicios consulares, especialmente en lo que respecta al trámite de visas, que se mantiene suspendido. Otros servicios, como la atención a ciudadanos estadounidenses, no se han visto afectados.
El origen del impasse se dio cuando Petro calificó como indigno el trato hacia los colombianos deportados desde Estados Unidos y ordenó no recibir dos vuelos con 180 personas.
En respuesta, Washington suspendió los trámites de visa y amenazó con medidas más severas, incluyendo aranceles del 25 % a productos colombianos, revocación de visas a funcionarios y sanciones económicas bajo la ley IEEPA.
Tras intensas negociaciones diplomáticas el mismo domingo, ambos gobiernos llegaron a un acuerdo: Colombia aceptaría la recepción de los deportados, mientras que Estados Unidos dejaría en “reserva” las sanciones. Sin embargo, la suspensión del procesamiento de visas se mantendría hasta que los vuelos rechazados fueran efectivamente recibidos.
Este martes, en horas de la mañana, llegaron a Bogotá los primeros vuelos con colombianos deportados tras el acuerdo. Aunque este paso es visto como una señal de distensión, la Embajada de Estados Unidos en Colombia aún no ha emitido un comunicado oficial sobre la reanudación de las entrevistas de visa ni sobre las cancelaciones, que afectaron aproximadamente a 1.500 personas por día desde el inicio del conflicto.
El Ministerio de Relaciones Exteriores también informó sobre una reunión de alto nivel en Washington, D. C., entre el ministro Murillo, el embajador Daniel García-Peña y el enviado especial de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver-Carone. En el encuentro, se definió una hoja de ruta para fortalecer la relación bilateral y se reafirmó el compromiso de ambas partes con el diálogo diplomático.
Por ahora, miles de colombianos permanecen a la espera de una pronta solución que permita retomar los trámites consulares con normalidad, mientras ambos gobiernos buscan reconstruir la confianza tras el reciente episodio de tensión.