Si hay un tema que se hará obligatorio a la hora de los balances del Congreso de la República 2022-2026, sin duda alguna será el trámite de las reformas sociales, la principal apuesta del presidente de izquierda Gustavo Petro, las cuales no avanzaron en sus cuatro años de mandato como esperaba.
Ese paquete de normas, compuesto por las reformas de salud, laboral y pensional, tuvo en esta última la única ley que relativamente avanzó sin mayor problema y pasó a sanción presidencial. Está a punto de entrar en vigencia y pende de un control de la Corte Constitucional, en donde su suerte es incierta.
La reforma a la salud por ahora no avanza. Se quedó por segunda vez estancada en la Comisión Séptima este semestre, pero allí ya se hundió hace poco más de un año por falta de apoyo. Por ahora el proyecto está en su fase de audiencias, redacción de la ponencia y muy seguramente no alcanzará a ser aprobado antes del 20 de junio.
Sin embargo, la gran atención está puesta en la reforma laboral, porque por un lado ha servido para que el presidente Petro se la juegue con la convocatoria de una consulta popular para preguntar a los colombianos sobre 12 temas que son la base de esa reforma laboral, que había vuelto a hundirse en esa comisión del Senado.
La jugada de Petro, para muchos más electorera que real, llevó a que la plenaria votara y negara el 14 de mayo pasado la convocatoria a la votación popular de esa consulta, pero esa misma plenaria, gracias a una apelación, reabrió la discusión del trámite de la reforma y la mandó a que se discutiera en la Comisión Cuarta del Senado.
Esa comisión es la más opositora al jefe del Estado. Allí se le han hundido al presidente Petro el Presupuesto General de la Nación para 2025, como también la petición de tramitar una ley de endeudamiento o reforma tributaria. La semana que termina demostró en parte eso. Si bien el gobierno apoyó a regañadientes la reapertura del proyecto, se opuso porque el mismo, pese a tener una amplia concertación, fue modificado en asuntos claves.
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Aunque hubo unas mayorías, las mismas estuvieron en entredicho porque, por ejemplo, el liberalismo se apartó en los temas de las horas extras y los dominicales, mientras que el uribismo, al cierre de la votación, se opuso a que en estos temas de incremento de sueldos se avance, pese a que se afectarán las empresas.
Con este panorama y con una ponencia que estará lista el martes 3 de junio, muy seguramente se tendrá una ponencia de oposición presentada por el Pacto Histórico, el partido de gobierno, por intermedio de la senadora Aída Avella, y una ponencia mayoritaria que no será firmada ni por liberales ni por el uribismo.
LAS NUEVAS CUENTAS
La votación de la reforma en la plenaria se esperaría entre el lunes 9 y máximo el viernes 13 de junio, para así darle tiempo, si es necesaria, a la conciliación antes del 20, día en que terminan las sesiones ordinarias.
En ese orden de ideas, está claro que el Pacto Histórico va a votar no a la reforma, lo mismo que un sector de la Alianza Verde, Comunes y un indígena. Eso significa que serían unos 32 votos que se opondrían a la reforma laboral. Incluso su voto ya fue cantado esta semana cuando advirtieron que “a pesar del esfuerzo colectivo que permitió revivir el debate tras el archivo inicial —gracias a la movilización social y a la convocatoria de la Consulta Popular— lo aprobado representa una clara derrota para quienes soñamos con un modelo laboral justo y digno”.
Consideran que lo aprobado suprimió la naturaleza laboral del contrato de aprendizaje del Sena, negó el aumento de la licencia de paternidad, eliminó las licencias por menstruaciones incapacitantes, permitió seguir utilizando el contrato sindical para tercerizar y debilitar la organización sindical, y mantuvo la jornada de hasta 10 horas para trabajadoras domésticas internas.
Señalan también que “peor aún, se aprobaron medidas que abren la puerta a nuevas formas de explotación. Se legalizó la contratación por horas, una práctica que reduce los ingresos reales de los trabajadores y profundiza la desigualdad. Además, se introdujo la posibilidad de concentrar la jornada semanal en cuatro días sin pagar recargos por horas extras, lo que equivale a legalizar el robo cotidiano de tiempo y esfuerzo laboral”.
Por el lado del uribismo, se espera que su postura sea dividida, es decir, acompañarán algunos artículos, mientras votarán no a los referentes a los temas álgidos de los incrementos salariales. Lo que no está claro es si el Centro Democrático, que son 13 votos, se mantendrá negativo al momento de votar todo el proyecto o si se retirará.
Si se salen del recinto, estarían en cierta forma impulsando que el proyecto tenga más opción de pasar, porque serían menos por el no, pero si se mantienen en el salón y apoyan el no, serían más votos para que se hunda la iniciativa del gobierno que ahora es apoyada por la oposición como si fuera propia.
Las cuentas en los liberales se calculan similares a la votación de la convocatoria de la consulta popular, es decir, 6 estuvieron por el no y 7 por el sí. Para esta ocasión la tendencia podría cambiar, porque la mayoría de la bancada estaría por la reforma si logran cambiar lo referente a horas extras y dominicales.
Las cuentas en el conservatismo se mantendrían. Es decir, el partido estaría de lleno con la reforma como se viene votando, por lo que se da como fijo que 12 de los 15 senadores sí la acompañarán. Los tres que se oponen son los más cercanos al presidente Gustavo Petro, en cabeza del senador Carlos Trujillo.
En el Partido de la U, la votación en la Comisión IV fue de sus tres senadores, pero en la plenaria La U tiene diez senadores. Para la consulta, 6 votaron por el sí y 4 por el no. En esta ocasión podría cambiar la tendencia: 6 por la reforma laboral y 4 para que se hunda el proyecto.
El partido Cambio Radical, oposición clara a Petro, tiene 11 senadores. De ellos, 9 estarían con el apoyo al proyecto y sólo dos, los senadores Temístocles Ortega y Ana María Castañeda, se irían por el no. También estarían con la reforma laboral los cristianos, es decir, cuatro votos.
En los verdes, que fue una coalición de partidos en 2022, llegarán a la votación divididos. Por un lado, al menos seis senadores estarán con el no. Por el sí estarán al menos siete, incluyendo al sector de En Marcha.
La verdad, como dice el viejo dicho en Colombia, la política es dinámica y todo podrá cambiar de aquí al momento de la votación de la reforma laboral en la plenaria a mitad de junio.
(Colprensa)