La producción mundial de cocaína aumentó un 34 % en 2023, según el más reciente informe presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). El reporte revela que Colombia fue el país que más contribuyó a este crecimiento, tanto por extensión de cultivos como por volumen de producción.
Según la UNODC, la cantidad de cocaína producida a nivel global pasó de 2.757 toneladas en 2022 a 3.708 toneladas en 2023, un aumento alarmante que pone nuevamente sobre la mesa el desafío internacional frente a las drogas ilícitas. Además, el número de consumidores de cocaína en el mundo creció de 17 millones en 2013 a 25 millones en 2023. La expansión de este mercado se está dando con fuerza en Asia y África, según advierte el organismo.
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En el caso colombiano, el incremento está ligado al aumento en las áreas de cultivo de coca. Las hectáreas sembradas pasaron de 230.000 en 2022 a 253.000 en 2023, con una alta concentración en los departamentos de Cauca y Nariño. Esta expansión territorial también ha venido acompañada de un salto en la eficiencia de los grupos ilegales que controlan la cadena de producción, lo que se traduce en un aumento del 50 % en la producción de droga en el país en comparación con el año anterior.
Mientras tanto, en Bolivia la producción se mantuvo estable y en Perú se registró una disminución, lo que refuerza el papel dominante de Colombia en el actual panorama global de la cocaína.
A pesar de este preocupante crecimiento, el informe destaca un dato positivo: las incautaciones de cocaína también alcanzaron niveles récord. En el período 2019-2023 se decomisaron 2.275 toneladas, lo que representa un incremento del 68 % en comparación con periodos anteriores. Este aumento en las incautaciones sugiere que los esfuerzos internacionales de control y represión del tráfico siguen activos, aunque el fenómeno continúa expandiéndose.
El informe de la UNODC deja en evidencia que el problema del narcotráfico sigue evolucionando, con nuevos destinos para la droga, mercados emergentes y redes criminales más sofisticadas. El caso colombiano, aunque no es nuevo, sigue siendo un foco crítico de análisis global, tanto por la magnitud del problema como por su impacto regional en términos de seguridad, desarrollo y salud pública.
Colprensa
