Por Norberto Patarroyo
Los bogotanos se despertaron con la noticia sobre una joven que habría sido abusada sexualmente en el campus de la Universidad Nacional, en hechos ocurridos en la tarde del jueves 19 de diciembre en el edificio de Sociología.
De acuerdo al reporte de las autoridades la denuncia fue interpuesta ante la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Puente Aranda, según informe presentado al respecto por parte del personal de seguridad, y la Vicerrectoría de la UN. El informe indica que la joven sería estudiante de otra institución de educación superior, y se encontraba en el campus de la universidad en el marco de las actividades que suelen realizarse los jueves en las instalaciones y que se conocen como ‘jueves de Freud’. Así mismo, se conoció que el presunto agresor no sería estudiante de la Universidad Nacional y habría sido capturado por las autoridades. El hecho delictivo fue confirmado por el rector de la Universidad Nacional, Leopoldo Múnera.
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Esto no es nuevo para profesores, estudiantes y visitantes. Cada viernes en la mañana se encuentran con gran cantidad de residuos de bebidas alcohólicas, presencia de personas en estado de embriaguez, que transmiten escenarios propios de ‘bacanales’. Ante la falta de control por parte de las autoridades, pues allí no se permite el ingreso de la fuerza pública, este campus se ha convertido en un espacio abierto para fiestas, rumbas largas que se hacen desde tiempo de pospandemia, y que las directivas y personal de vigilancia no han podido controlar. Por estos hechos actualmente existe una gran preocupación en la población universitaria. Sienten que la inseguridad ha aumentado, máxime que ya no existen los controles de antes para el ingreso de personas a los diferentes escenarios de la universidad. Esta falta de control ha permitido que hoy operan bandas dedicadas a la venta de sustancias psicoactivas y de licor. La molestia de profesores y estudiantes también está relacionada en que la Universidad ha permitido y ha abierto el campus, sin ningún control. Su preocupación radica en que el campus, además de estar abierto para todo tipo de mítines políticos y eventos de sindicatos, ahora es un escenario sin control para los “bacanales” de los jueves, como un profesor lo calificó. Un estudiante, quien omitió su identificación, denunció que no hay control absolutamente de nada, que no se usa el campus para las actividades académicas y se permite el mal uso del mismo. Resaltó que lo que más preocupa a sus compañeros es que la UN, hoy es de puertas abiertas y que personas externas a la universidad llegan a realizar actividades ilícitas e ilegales dentro del campus.
Relacionábamos que esto no es nuevo porque ya en el 2020, la FLIP había denunciado censura a varias denuncias de acoso sexual al interior de la Universidad Nacional. La Flip registró que, a principios del 2020, un colectivo estudiantil de la UN investigó y publicó hechos de acoso sexual y conductas sexuales indebidas en la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional. De esta investigación surgió un informe con los relatos de algunas víctimas, quienes vinculaban a algunos profesores de la Universidad. Tras la publicación del informe, algunos medios de comunicación reprodujeron algunos de los hechos presentados en el informe y se exaltó la importancia de la investigación y de los hechos se apersonaron la Veeduría Disciplinaria de la Universidad Nacional y la Fiscalía General de la Nación. Los hechos que relacionó la FLIP describían lo ocurrido el 20 de octubre de 2022, cuando el colectivo ‘Mesa Feminista la Ramona’ denunció un presunto caso de violencia sexual que habría tenido lugar en el conocido “Jueves de Freud”, cuando un significativo grupo de mujeres salió a protestar dentro de las instalaciones de la universidad con un solo grito contra el presunto abuso a una de sus compañeras: “Fuera, machos. Hoy no hay farra, hoy hay rebeldía”. Ese día ocurrió que estudiantes con megáfono en mano, recorrieron los pasillos de la institución preguntando quiénes habían sufrido este tipo de violencia y de esta manera las invitaban a confesar el nombre de los posibles agresores. Con esta iniciativa se denunció ante la mesa de género de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional con sede en Bogotá, en donde una joven confesó haber sido abusada sexualmente dentro del establecimiento.
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Para los que allí conviven en el entorno universitario son varios casos que no se han denunciado por el miedo de las estudiantes a ser revictimizadas. Y lo triste es que el famoso “Jardín de Freud”, en el campus de Bogotá de la Universidad Nacional, en donde antes se compartían ratos de esparcimiento, diversión, actividades deportivas, presentaciones culturales y artísticas; hoy es el escenario para el consumo de alcohol, drogas y violencia sexual. Para los directivos, que no hacen nada al respecto, los jueves de ‘farra’ en la Universidad Nacional se salieron de control. Un jueves de rumba se convirtió en un día de la semana en el que el alma mater se convierte en un bacanal. Allí llegan personas de diferentes lugares, entre alumnos y forasteros, que consumen y comercializan sustancias alucinógenas. Aunque en los pasillos de la universidad se han escritos nombres con pintura roja de los posibles abusadores, acompañados de letreros como: “Aquí gradúan abusadores”, no pasa nada, dicen los estudiantes y profesores.
Lo que está ocurriendo hoy en la Universidad Nacional, en parte es el reflejo de la inconformidad de los estudiantes que reclaman de los directivos del campus ser más rigurosos en las medidas que ayuden a mitigar la violencia de género. Reclaman también mayores controles para el ingreso. Una manera de acabar con este tipo de hechos es denunciando penalmente a los abusadores, de nada sirven las denuncias sociales si el abusador sigue libre, reclama un grupo de profesores.
Pero para eso es importante que la justicia no revictimice a quienes deciden denunciar y sus casos quedan como uno más de la larga lista, en la que no hay soluciones de fondo, y si se expone abiertamente a la persona que sufrió las agresiones.