El artista colombiano Mateo Blanco, con creaciones que forman parte de instituciones como el Museo de Arte de Boca Ratón, el Museum of Art – DeLand y el Museo MAJA de Jericó, prepara una nueva donación y un homenaje a una de las más grandes artistas colombianas.
Reconocido por sus icónicas banderas de Estados Unidos y por obras que exploran la política, la historia y la identidad colombo-estadounidense, anunció la donación de dos de sus piezas al Butler Institute of American Art, la primera institución dedicada exclusivamente al arte estadounidense.
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Las obras donadas son “Presidential Flag”, realizada en laminilla de oro y platino como un homenaje a su amistad con el presidente George H. W. Bush, y “Yellow Flag”, pieza de arte gráfico digital que forma parte de su reconocida serie Flags.
Ambas, que transitan simbólicamente de lo ancestral a lo contemporáneo, habían sido exhibidas previamente en el Butler, donde recibieron la visita de cientos de personas en Ohio. Ahora ingresan a su colección permanente como un regalo de Blanco a los Estados Unidos, con el propósito de que “todos puedan verlas por siempre en el museo”.
Para el artista, las obras alcanzan su eternidad cuando se convierten en patrimonio colectivo:
“Con mis obras y esta donación rindo homenaje a Débora Arango. Mi trabajo, como el de ella, aborda temas políticos y sociales, porque el arte debe ser voz y conciencia. Con Buscando la Libertad honro a Estados Unidos, mi país, y también a Débora, maestra y amiga que me enseñó a desafiar los límites y a cuya memoria estoy comprometido a cuidar y proyectar su legado. Mis próximas obras serán aún más contundentes, llevando más lejos aquello que ella inició: lo que le faltó por decir, yo lo diré con el arte”, expresó Blanco.
Fundado en 1919, el Butler Institute alberga una de las colecciones más importantes del arte estadounidense. La incorporación de las obras de Blanco amplía su alcance hacia propuestas contemporáneas que exploran la identidad, los símbolos nacionales y la relación entre tradición y modernidad.
Un llamado en medio de la polémica. Blanco, alumno y amigo cercano de la legendaria Débora Arango, evoca su ejemplo en esta decisión, destacando el rol de la artista antioqueña, que fue pionera en abrir caminos para el arte colombiano, donando en la década de 1980 más de 200 obras al Museo de Arte de Medellín, un gesto visionario que en su momento generó controversia por el carácter crítico y social de su obra.
Este hecho ha vuelto a resonar recientemente ante la posibilidad de que el Museo de Arte de Medellín enajenara dos piezas de la colección, petición que fue denegada por el Ministerio de Cultura. Este acto vuelve a colocar en el centro del debate cuestionamientos sobre: ¿cómo proteger y dar mayor visibilidad internacional a un patrimonio que pertenece a la nación?, y ¿qué papel deben jugar los museos y las instituciones para garantizar su conservación?
En un momento en que se debate el futuro de la obra de Arango, Blanco lanza una invitación clara: conservar su legado, preservarlo íntegro y jamás fragmentar su colección. La obra de la artista antioqueña es un documento histórico que debe difundirse con transparencia y bajo la responsabilidad de instituciones comprometidas en honrarla.
“Así como Débora abrió caminos con valentía, yo me uno a ese espíritu de entrega: el arte no pertenece al ego, sino a la humanidad. Agradezco a quienes protegen su memoria, porque en cada obra su voz sigue viva e inspira a sembrar conciencia y esperanza”.
Colprensa

