La ciudad australiana de Morwell fue el escenario de uno de los juicios más impactantes de los últimos años: Erin Patterson, de 50 años, fue declarada culpable por el asesinato de tres de sus familiares tras servirles una comida con hongos venenosos, conocidos como hongos de la muerte.
El hecho ocurrió en julio de 2023, cuando Patterson organizó un almuerzo en su casa y preparó un plato de solomillo Wellington que contenía los hongos letales. Como resultado, fallecieron sus exsuegros y una tía política. Un cuarto comensal, un pastor local, sobrevivió tras pasar varias semanas hospitalizado.
Durante el juicio, que se extendió por más de dos meses, el jurado escuchó testimonios de más de 50 personas. La fiscalía argumentó que Patterson actuó con intención, mintió a las autoridades, manipuló evidencia y trató de encubrir sus acciones. Incluso se demostró que tiró a la basura el deshidratador de alimentos que habría usado para preparar los hongos.
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Por su parte, la defensa sostuvo que el envenenamiento fue un accidente, que la acusada no sabía que los hongos eran tóxicos, y que solo “entró en pánico” después del incidente. Patterson insistió en que quería a su familia y que jamás habría intentado dañarla.
Sin embargo, el jurado consideró que había pruebas suficientes para declarar su culpabilidad por tres homicidios y un intento de asesinato. La sentencia final será dictada en las próximas semanas y podría implicar una condena de cadena perpetua.
El caso generó gran atención en Australia y a nivel internacional, no solo por la naturaleza del crimen, sino por los numerosos giros y contradicciones en los testimonios de la acusada.
