En Colombia, el voto de la élite empresarial no es libre ni espontáneo: es un pacto tácito para blindar sus intereses. El reciente pronunciamiento de Mario Hernández, empresario reconocido por su marca de marroquinería, a favor del partido Centro Democrático, no es un acto aislado de preferencia política. Es la confirmación de un patrón histórico: los grandes empresarios cierran filas contra cualquier alternativa que huela a centro o izquierda.
No se trata solo de ideología. Es economía pura y dura. Desde los tiempos en que grupos como el Sindicato Antioqueño, los clanes cafeteros del Eje y las familias latifundistas de la Costa Caribe dominaron el mapa económico, se entendió que el poder político debía permanecer en manos de quienes garantizaban que nada cambiaría en materia de concentración de riqueza. La fórmula es simple: financiamiento de campañas, control de grandes medios de comunicación y presión soterrada a empleados y clientes para orientar el voto.
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El respaldo público de Mario Hernández se suma a una larga lista de empresarios que, sin rubor, han militado de facto en la derecha: Luis Carlos Sarmiento Angulo apoyando abiertamente gobiernos y reformas favorables a la banca; Carlos Ardila Lülle, en su momento, alineando sus medios para favorecer candidatos conservadores; e incluso sectores del Grupo Empresarial Antioqueño, que han operado como fortines ideológicos bajo la fachada de neutralidad corporativa.
El problema no es que un empresario tenga postura política —eso es legítimo—, sino que la ejerza desde una posición de poder económico capaz de distorsionar el debate democrático. Cuando una marca nacional se convierte en vocera de una ideología, arrastra consigo no solo a sus consumidores, sino a trabajadores y proveedores que dependen de ella. Es una forma de control blando: no se ordena el voto, pero se sugiere dónde está “lo correcto”.
Colombia sigue siendo un país donde la élite económica funge como custodio del statu quo. El mensaje es claro: todo proyecto que cuestione la estructura de privilegios será enfrentado con capital, influencia mediática y campañas de miedo. Y mientras ese círculo se mantenga cerrado, la democracia será apenas una vitrina decorada, detrás de la cual la élite sigue moviendo los hilos del poder.
En las próximas elecciones de senado Cámara votar por las listas de Centro Democratico !
— Mario Hernandez (@marioherzam) August 8, 2025