Una nueva crisis militar ha estallado entre Tailandia y Camboya, dejando al menos 11 muertos en territorio tailandés tras una serie de enfrentamientos armados en su frontera. Según las autoridades tailandesas, cohetes y proyectiles lanzados desde Camboya han impactado en áreas civiles de tres provincias, cobrando la vida de estudiantes y un niño de 8 años.
En respuesta, el ejército tailandés ha desplegado cazas F-16 que bombardearon dos objetivos militares en Camboya, marcando así el enfrentamiento más grave entre ambos países en más de 15 años.
Este conflicto se enmarca en una antigua disputa territorial en el conocido Triángulo de Esmeralda, donde se encuentran templos históricos como el de Preah Vihear, que ambos gobiernos han reclamado a lo largo del tiempo. La situación se ha intensificado desde mayo, cuando un soldado camboyano perdió la vida en un tiroteo en la frontera.
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Ambas naciones se acusan mutuamente de haber iniciado los ataques. Mientras Camboya habla de una “agresión no provocada”, Tailandia denuncia la colocación de minas terrestres por parte del país vecino. Las tensiones han llegado al punto de la expulsión recíproca de embajadores y el retiro de diplomáticos.
China y la ASEAN han manifestado su preocupación por la escalada del conflicto, e hicieron un llamado al diálogo inmediato para evitar más víctimas y una posible crisis regional. La Embajada de Tailandia pidió a sus ciudadanos salir de Camboya cuanto antes, mientras se evalúa convocar al Consejo de Seguridad de la ONU ante la gravedad de los hechos.
Este choque revive recuerdos de los enfrentamientos entre 2008 y 2011, cuando decenas murieron por disputas similares. Hoy, la comunidad internacional observa con atención el rumbo que tomarán estas dos naciones del sudeste asiático.