Barco hospital en la Amazonía; El Ministerio de Salud afirmó este domingo que le preocupan las «demoras injustificadas» respecto del proyecto para llevar servicios de salud a comunidades en la Amazonía, a través de un buque especializado, luego de que se conocieran denuncias mediáticas sobre la presunta injerencia de la esposa del jefe de esa cartera, Guillermo Alfonso Jaramillo, quien salió hoy en defensa de su cónyuge.
«Las demoras en su ejecución continúan obstaculizando una de las apuestas estratégicas más importantes del país para superar las barreras geográficas y estructurales que históricamente han limitado el acceso a la salud en esta región. Esta cartera se permite señalar que las demoras en el proceso son motivo de preocupación», precisó el Ministerio.
El proyecto tiene un costo de $55 mil millones e involucra a la cartera de Salud, Cotecmar y la Armada Nacional. El lío de la iniciativa, cuya ejecución está en manos del Hospital San Rafael de Leticia, en Amazonas, radica en los retrasos.
La posibilidad de surcar las aguas de la Amazonía con una embarcación para llevar salud a las poblaciones ribereñas se estancó por errores del Ministerio y por el incremento en los costos por parte de Cotecmar.
En medio de esas circunstancias apareció el nombre de Beatriz Gómez Consuegra, esposa de Jaramillo y superintendente delegada para prestadores del servicio de salud, quien, en llamadas telefónicas, presionó a funcionarios del Hospital San Rafael de Leticia para que firmaran y dieran marcha al proyecto, pese a los problemas y ante los riesgos jurídicos derivados de un manejo poco responsable.
Así lo denunció hoy el periodista Daniel Coronell en su columna de opinión en Los Danieles, titulada «La esposa del Ministro», en la que reveló que Gómez Consuegra se tomó atribuciones que no le corresponden a su despacho, sino al de su marido.
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Coronell puso al descubierto el tono amenazante de las llamadas de la funcionaria, que, al ser controvertida, solo atinó a decir que no reconocía su propia voz. En dichas llamadas, exigía a gritos que se firmara el contrato para dar inicio al proyecto o, de lo contrario, los funcionarios encargados del tema debían presentar su renuncia, en una abierta intervención en funciones que no le competen.
Nada dijo el Ministerio de Salud en su comunicado de hoy sobre las llamadas de la esposa del Ministro. Lo que sí reiteró fueron «las demoras injustificadas en la ejecución» de la iniciativa, al advertir sobre el riesgo del aumento de costos y un eventual detrimento patrimonial.
Jaramillo tampoco se refirió al objeto de la denuncia periodística, de manera que zanjó la discusión en el reduccionismo de supuestas agresiones de corte machista, que no puntualizó.
Coronell no solo reveló los manejos y la intervención indebida de Gómez Consuegra, sino que planteó un conflicto de intereses, dado que el Ministro y su esposa trabajan en el mismo sector y ambos acumulan poder.
Jaramillo justificó la presencia de su cónyuge en la Superintendencia en razón de que fue nombrada en el cargo antes de su llegada al Ministerio. Para tal fin, se atrincheró en un concepto emitido por la oficina de Función Pública, que no vio problema en que la pareja tuviera cargos de tal grado de trascendencia para el sector y redujo todo el asunto a un sesgo machista.
«Es profundamente indignante que, a pesar de esta claridad jurídica, los ataques persistan, y más grave aún, que se realicen con un sesgo evidentemente machista. Pretenden reducir a mi esposa a una figura secundaria, ignorando su formación, experiencia y la dedicación con la que ha trabajado por la salud de los colombianos y colombianas», afirmó el Ministro, en un mensaje en X.
Sin embargo, Jaramillo no dijo nada sobre la denuncia respecto a las presiones de su esposa a funcionarios, cuyas amenazas laborales se tradujeron en al menos un despido, como lo prometió en la llamada telefónica divulgada por Coronel.
(Colprensa)