El 26 de enero de 2025, Colombia se vio sumida en una crisis diplomática y económica sin precedentes tras la decisión del presidente Gustavo Petro de prohibir el aterrizaje de dos vuelos militares estadounidenses que transportaban colombianos deportados. Esta medida desencadenó una respuesta inmediata del gobierno de Donald Trump, quien impuso un arancel de emergencia del 25% a los productos colombianos y prohibió los viajes a ciudadanos colombianos. Las consecuencias de esta acción, lejos de ser una simple disputa política, han puesto en riesgo la estabilidad económica del país.
El impacto inmediato: Sectores clave bajo amenaza
Las primeras señales del daño económico ya son evidentes. Según cifras oficiales, en enero de 2025, las exportaciones colombianas a Estados Unidos alcanzaron los 959,6 millones de dólares, con un crecimiento del 13,3% en comparación con el mismo mes del año anterior. Sin embargo, la imposición de este arancel del 25% amenaza con destruir este avance, afectando sectores claves de la economía como la industria textil, el café y el petróleo, pilares fundamentales de las exportaciones colombianas. La medida no solo afectará los ingresos de las empresas, sino que podría traducirse en una drástica pérdida de empleos y en el cierre de muchas fábricas.
La dependencia de Estados Unidos como principal socio comercial se ha convertido en una espada de Damocles para Colombia. Con un golpe arancelario como el que se ha impuesto, sectores que dependen de la exportación a ese mercado, como la industria textil, podrían ver un colapso inmediato. La situación se torna aún más crítica cuando se considera que el 25% de las importaciones colombianas provienen de Estados Unidos, un comercio que también podría verse truncado, afectando tanto la cadena productiva nacional como el empleo.
Reacciones de los alcaldes: Un llamado de auxilio económico
En medio de este panorama, los alcaldes de Medellín y Cartagena han salido al paso, advirtiendo sobre los riesgos que la crisis diplomática representa para la economía local. El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, criticó duramente la decisión de Petro y propuso que una delegación de alcaldes colombianos viajara a Washington para aclarar que el gobierno actual no refleja el sentir del país. Quintero subrayó que Estados Unidos ha sido un aliado estratégico durante más de un siglo y que las decisiones de Petro están poniendo en peligro los esfuerzos de años para consolidar una relación comercial estable.
Por su parte, el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, destacó con preocupación las consecuencias que esta crisis tendrá en el turismo y el comercio de la ciudad. Cartagenas recibe el 36% de su turismo internacional desde Estados Unidos, y con las restricciones impuestas, este flujo podría detenerse por completo. Las importaciones de productos estadounidenses también representan un 25% del comercio local, lo que hace que la economía de la ciudad, que depende en gran medida de estos intercambios, esté al borde de un colapso.
El aislamiento económico que podría derivarse de una ruptura con el principal socio comercial de Colombia amenaza con sumir al país en una recesión prolongada.