Tras el aumento del 23 % del salario mínimo anunciado por el presidente Gustavo Petro, distintos sectores económicos comenzaron a advertir sobre sus primeras consecuencias financieras, especialmente en el transporte público urbano. La Asociación Colombiana de Ciudades Capitales (Asocapitales) alertó que el pasaje podría incrementarse en $200 en las principales capitales del país.
Según Asocapitales, esta medida profundiza la presión financiera que ya enfrentan los sistemas de transporte, debido a que entre el 40 % y el 55 % de sus costos operativos corresponden a salarios, prestaciones sociales y aportes a la seguridad social, todos directamente indexados al salario mínimo. Este ajuste, advierten, impactará de forma inmediata la estructura de costos.
El gremio aclaró que el posible aumento del pasaje se daría sin mejoras en flota, rutas o frecuencias, lo que afecta el costo por kilómetro recorrido y compromete el equilibrio financiero de los sistemas. En Cali, el alza salarial incrementa el déficit estructural del MIO, obligando al municipio a destinar más recursos para evitar presiones tarifarias o deterioro en el servicio.
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En Medellín, aunque el sistema integrado presenta mayor estabilidad, el incremento salarial impacta los costos de buses alimentadores, tranvía y personal operativo, lo que podría traducirse en mayores transferencias públicas o ajustes en inversiones futuras.
En Bogotá, el sistema masivo enfrenta una fuerte presión sobre el Fondo de Estabilización Tarifaria, mientras que en Cartagena, por tratarse de un sistema más pequeño, el impacto sería proporcionalmente mayor, generando riesgos de desbalance financiero, agravados por el alza en combustibles, mantenimiento, tasas de interés y cambios en la demanda.
Colprensa

