Un reciente informe confirmó que Uruguay logró abastecer el 99% de su demanda eléctrica con fuentes renovables, alcanzando uno de los hitos energéticos más importantes de su historia. Como resultado, las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) se redujeron en un 90% frente a 2023, ubicándose en el nivel más bajo registrado en las últimas dos décadas. El factor de emisión de la red eléctrica, de apenas 6 toneladas de CO₂ por gigavatio hora, consolida al país con una de las matrices energéticas más limpias del mundo.
La ministra de Industria, Energía y Minería (MIEM), Fernanda Cardona, destacó el liderazgo histórico del país en materia de energías limpias, al señalar que Uruguay “abastece casi el 100% de su demanda eléctrica con fuentes renovables”. No obstante, advirtió sobre la necesidad de avanzar hacia una segunda transición energética, enfocada en la descarbonización del sector industrial, el impulso a la movilidad eléctrica y la expansión estratégica de la energía solar como eje de desarrollo futuro.
El modelo energético uruguayo también recibió reconocimiento internacional. La Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA) resaltó el sistema de subastas impulsado por la empresa estatal UTE, destacándolo como ejemplo global por su participación privada sin subsidios directos.
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Gracias a este esquema, Uruguay pasó de depender en un 50% de combustibles fósiles importados a generar hasta el 99% de su electricidad con fuentes locales, posicionándose además como exportador neto de energía hacia Argentina y Brasil. El Foro Económico Mundial ubica al sistema eléctrico uruguayo como el mejor de América Latina y octavo a nivel mundial en desempeño energético.
Este entorno ha impulsado con fuerza la movilidad eléctrica, cuya cuota de mercado pasó del 4% en 2023 al 23% en 2025, respaldada por incentivos fiscales, exoneraciones arancelarias y beneficios tributarios. Paralelamente, Uruguay avanza como plataforma regional de producción y se proyecta como actor clave en el hidrógeno verde, con costos estimados entre US$ 1,2 y US$ 1,4 por kilogramo para 2030. Grandes inversiones como HIF Global, con un proyecto de US$ 6.000 millones, y Tambor Green Hydrogen Hub, ratifican la confianza internacional en el ecosistema energético del país.

